¿Cómo manejar el estrés ante el diagnóstico de una enfermedad?

¿Cómo manejar el estrés ante el diagnóstico de una enfermedad?

Al recibir por primera vez el diagnóstico de una enfermedad es normal que sintamos y pensemos muchas cosas. Entre ellas ,está el famoso “Estrés”.


En su inicio, el estrés estaba definido como “Síndrome de adaptación general”. Es decir, al adaptarnos a una situación nueva el organismo se pone en marcha para reajustarse y hacerse cargo de la nueva situación. Parte de ese estrés es “positivo” pero a veces puede ser “negativo”. En cualquier caso, siempre es una reacción fisiológica inicial necesaria para poder adaptarnos.


En concreto se identificó un síndrome de adaptación específico en pacientes de alguna enfermedad: el “Síndrome de sólo estar enfermo”. Es decir, un estrés que nos produce el mero hecho de estar enfermo, un tipo de estrés adaptativo. Dicho de otra forma, el cuerpo se prepara para reaccionar a una nueva situación ante la que nos sentimos sin recursos.


¿Por qué te cuento todo esto?


Lo primero que te quiero trasmitir es que es natural y normal cualquier reacción que se pueda tener al recibir un diagnóstico y, después, al convivir con ese diagnóstico, tanto si nos pasa a uno mismo como si somos familiares cercanos. Vamos a necesitar adaptarnos continuamente a nuevas situaciones.

Lo segundo es que de esa reacción natural (ese estrés positivo del que te hablaba al empezar) el hecho de activarnos, nos va a permitir energizarnos para poder cubrir las necesidades que se presenten. De alguna forma nos va a preparar para la acción y para el cambio.


La terapia puede ayudar facilitando la integración de patrones que tenemos más o menos fijos y ayudándonos a flexibilizarlos, experimentar formas nuevas de ser y sentir y, sobretodo, acompañarnos en este proceso de adaptación a una nueva realidad.

En nosotros hay una cantidad de potencialidades que solo toman forman en el momento que son necesarias, ajustándonos de nuevo de forma creativa a nuestro entorno. Es decir, son nuevas formas de percibir el mundo y percibirnos.


Tenemos que tener en cuenta que toda adaptación lleva un tiempo. El tiempo que nosotros necesitamos (y nosotros somos mente y cuerpo).


La sociedad hoy en día nos empuja a adaptarnos cada vez más rápido. Como si fuese una carrera estar bien lo más pronto posible. Al final es casi como comerse un filete sin masticar.


No respetamos el tiempo que necesitamos para procesar lo que nos ocurre y vamos corriendo a “estoy bien” “lo llevo bien” “no pasa nada” sin tomarnos el tiempo que necesitamos. No lo que marque la sociedad. No lo que digan las estadísticas. No lo que nos digan nuestros seres queridos.


Te invito a que te tomes un momento para parar, cerrar los ojos, y con la mano en el corazón te preguntes “¿Qué necesito yo ahora?”

A la mayoría nos cuesta responder a esta pregunta al principio. Solo sabemos que no estamos bien o que no sabemos qué hacer. Es ahí donde salimos a buscar orientación y ayuda para sentirnos mejor, cuando nos damos cuenta de que lo que hacíamos hasta ahora ya no nos vale.

Y esa orientación ¿Cómo funciona? ¿En qué consiste? ¿Cómo distingo lo que quiero de lo que necesito? Poco a poco. Aprendiendo a reconectar con nosotros mismos. No solo con nuestra mente sino también con nuestro cuerpo. No solo con nuestros pensamientos sino también con emociones y sensaciones.


Si has leído hasta aquí y te sientes abrumado o abrumada, no te encuentras bien y consideras que necesitas ayuda, no rechaces esa necesidad. El trabajo consiste en reaprender y, el proceso, es sencillo. No es nada mágico ni radical. Está a tu alcance. Fundamentalmente consiste en hablar y que el psicólogo nos haga de espejo y nos ayude a traer a nuestra atención palabras, gestos, tonos de voz, que apenas notamos de lo automatizados que los hacemos.


Es como aprender a andar de nuevo, pero esta vez poniendo conciencia en cada paso, aquí y ahora.

El único sitio donde podemos estar es en el presente. Si nos centramos demasiado en el futuro o en el pasado nos perdemos de nosotros mismos. Así, el primer paso es localizar nuestra atención aquí y ahora.


Todo lo que tenga que ver con el cuerpo y la mente lo podemos entrenar. Para ello el mindfulness nos puede ayudar. Hagamos una prueba. Cierra los ojos. Haz un par de respiraciones profundas. Si vienen pensamientos a tu mente es natural, déjalos ir como si fuese una nube y los llevase el viento. Lleva tu atención a tu respiración. Intenta durante unos momentos seguir la respiración, sin controlarla. Cada respiración es diferente a la anterior y diferente a la que le sigue. Lleva ahora la atención a tus pies.

Si tienes los ojos cerrados ¿Cómo sabes qué tienes pies? Si quieres tómate un momento, completando la siguiente frase. “Gracias pies por ……”


¿Cómo te has sentido?


Pequeños ejercicios de atención como estos nos ayudan a percibir la realidad de otra forma. No solo a darnos cuenta de nuestro cuerpo, también a desligarnos de nuestros pensamientos. No somos lo que pensamos. Somos eso que observa nuestros pensamientos y que dirige nuestra atención.

Quizás todo esto que te cuento te asusta un poco en un primer momento. Te invito a entrar en las redes sociales de Contra el Cáncer Cambia el Guion y en la web contraelcancercambiaelguion.org para conocer con más detalle la terapia Gestalt y la forma de trabajar que tenemos los distintos colaboradores.


Si lo consideras oportuno, contacta conmigo o con la ong. Juntos crearemos un espacio donde puedas ser tú mismo, sin máscaras, sin necesitar hacerse el fuerte, sin controlar la rabia o angustia que sientes, sin fingir que estás bien o que tienes todo controlado. Un espacio para ti en el que puedas permitirte ser y sentir. Sin juicios y sin culpa. Un lugar con acompañamiento y con soporte.


Ania de Francisco. Psicóloga y terapeuta Gestalt. Contra el Cáncer Cambia el Guion


Ania Andrade

Psicóloga y terapeuta Gestalt

www.aniandradepsicologa.com

info@aniandradepsicologa.com

www.contraelcancercambiaelguion.org

hola@contraelcancercambiaelguion.org

Tfno: 91 051 59 65

¿Cómo aceptar la pérdida de un ser querido?

¿Cómo aceptar la pérdida de un ser querido?

Uno de los factores que impiden la aceptación de la realidad de la pérdida de un ser querido son los asuntos pendientes o inconclusos que tenemos con la persona fallecida.


La relación en sí misma ha podido quedar inconclusa. El doliente se halla aún cargado con mucha emoción acumulada y no expresada: viejos resentimientos, frustraciones, antiguas heridas, culpas e incluso amor y aprecio que no han sido expresados.Esto suele ocurrir producto de nuestro aprendizaje en la represión de emociones y sentimientos que, no lejos de desaparecer, se aposentan en el cuerpo a modo de bloqueos, problemas en la musculatura, inhibición de la respiración, entre otros.


Es una realidad que nuestro cuerpo es el espejo de lo que ocurre en nuestra mente emocional y, lo reprimido en ella se traduce tarde o temprano al plano corporal.

En este punto es importante remarcar que, como no somos del todo conscientes de los efectos en la relación mente-cuerpo, estos problemas pasan desapercibidos y continuamos el funcionamiento diario sin ponerle solución. Esta falta de capacidad de darse cuenta nos imposibilita el concluir situaciones emocionales.


La presencia de estas emociones inexpresadas dificulta poner término a la relación, sencillamente debido a que la otra persona ya no está cerca para escucharlas.

Una de las formas para resolver las emociones inexpresadas es que la persona exprese sus sentimientos a la persona que se ha alejado y, para ello, una de las técnicas por excelencia en Terapia Gestalt es la técnica de la Silla Vacía. El uso de esta técnica tiene la finalidad de hacernos conscientes de nuestros sentimientos, emociones y conductas con referencia a la situación que estamos viviendo. En concreto, en la silla vacía la persona va entablando diálogos entre las dos partes en conflicto hasta que las integra y las hace suyas, reincorporándolas a su personalidad. En el caso de una persona en duelo por la ausencia de un ser querido esta técnica sirve como oportunidad y soporte para recolocar a la persona que ha partido en un lugar distinto dentro de nuestro corazón y poder así transformar nuestros bloqueos emocionales en oportunidades de crecimiento y madurez emocional.


Otra forma de dar salida a esas emociones y sentimientos mediante esta terapia humanista, es identificar esos bloqueos emocionales y darles salida, dejar fluir las emociones para disipar esos atascos en el plano corporal mediante ejercicios con el cuerpo y con las sensaciones que en él se dan en el momento presente y que tienen que ver con la pérdida del ser amado.


¿Estás pasando por una fase de duelo? Que no te preocupe si hace mucho que se marchó la persona o ha sido recientemente, lo importante es saber identificar que necesitas apoyo para finalizar una etapa y poder avanzar sin que la pérdida de la persona querida y el duelo inconcluso te impidan evolucionar.


¡Ponte en contacto con nosotros y empecemos la primera sesión!




Emilia Iborra

Psicóloga y Terapeuta Gestalt

Colaboradora de Contra el Cáncer Cambia el Guion

Contraelcancercambiaelguion.org

hola@contraelcancercambiaelguion.org

Tfno: 91 051 59 65